En muchos países, tales como Suecia, Estados Unidos y Australia, se reconocen las bondades de la compañía de las mascotas y su importancia para la vida de los seres humanos. En los Estados Unidos este reconocimiento ha generado incluso leyes que permiten la residencia de un animal con fines terapéuticos en las viviendas. En estos casos, el animal no es considerado mascota, sino como parte necesaria de un tratamiento o como apoyo de una discapacidad, tal como sería una silla de ruedas. Una carta de recomendación o receta médica de un profesional idóneo, tal como un psicólogo, fisiatra o un médico, es suficiente para tener el derecho a la tenencia de un animal como asistencia terapéutica si así se le requiere.
Numerosos son los estudios en los cuales se ha demostrado que las mascotas contribuyen al bienestar de las personas a su cargo y como consecuencia la mejora de la salud mental y la calidad de vida al reducir el estrés, promover la relajación, recreación y distracción, así como aliviar la depresión, la ansiedad y los sentimientos de soledad. Las investigaciones científicas han clasificado estos efectos en diversas áreas específicas que veremos a continuación.
Área Terapéutica: Los animales como recursos terapéuticos pueden ser incluidos en los tratamientos como terapia asistida motivacional o como terapia física. La primera tiene como objetivo introducir a un animal de forma permanente o con una regularidad especifica en el entorno de una persona, con el objetivo de permitir que se establezca una unión afectiva. Esto ha potenciado la rehabilitación de pacientes con afecciones cardiacas y ha incrementado el porcentaje de supervivencia de la enfermedad coronaria. La terapia física es otra forma de obtener efectos terapéuticos a través de animales, la forma más conocida es la equinoterapia, la cual se ha convertido en una herramienta para incrementar las habilidades físicas basándose en el movimiento multidimensional del caballar, permitiendo así la mejora de la función motora, el tono muscular, la postura, el equilibrio, la coordinación y la ubicación sensomotora.
Área Fisiológica: La tenencia de mascotas es un factor protector para las enfermedades cardiovasculares, pueden modificar varios factores de riesgo: disminuye la presión arterial, reduce la frecuencia cardíaca, la ansiedad y el estrés por soledad, y libera endorfinas al permitir el tacto y las caricias hacia las mascotas. Los dueños de perros tienen mayor actividad física en comparación con aquellos que no poseen mascotas, por ende, los que sí tienen presentan una mejor salud.
Área Psicológica: El vínculo entre las personas y los animales ha sido sujeto de numerosos estudios en los cuales se han evaluado los atributos de esta relación sobre la salud mental. Las mascotas ayudan a disminuir las alteraciones psicológicas, reducen la sensación de soledad e incrementan el sentimiento de intimidad, conduciendo a la búsqueda de la conservación de la vida en personas enfermas. E estados de depresión, estrés, duelo y aislamiento social, las mascotas se convierten en un acompañamiento incondicional, aumentando la autoestima y el sentido de responsabilidad, que necesariamente genera una mejor integración con la sociedad.
Área Sicosocial: Es tanta la influencia que tienen las mascotas en la vida comunitaria que se han descrito como antídoto para el anonimato humano en los sitios públicos de la actual sociedad, promoviendo así la interacción entre personas desconocidas. Un estudio realizado por Wood et al demostró que los propietarios de animales tienen una mayor facilidad de socialización, de establecer el vínculo de la confianza en las relaciones interpersonales y de tener una mayor participación en eventos comunitarios y apropiación de parques y otras áreas recreativas con su mascota.
Hay una diversidad enorme de mascotas que se pueden considerar al momento de mejorar el bienestar de la salud mental, entre ellos los más comunes han sido durante décadas la compañía de los gatos y de los perros, quienes proporcionan amor, afecto ilimitado, lealtad y dedicación incondicional. Las aves no son usadas por la alta frecuencia de portación de agentes transmisibles como Ycobacterium Avium y Chlamydophila Psittaci, entre otros.
Los peces de acuario en lugares de atención de pacientes crónicos han demostrado resultados contradictorios desde el punto de vista de afectividad y motivación. Los animales con riesgo de transmisión de rabia como mapaches, comadrejas o murciélagos, tampoco deben ser considerados, al igual que las tortugas ya que muchas de ellas son portadoras de Salmonella. Los primates a pesar de la sociabilidad y facilidad de aprendizaje, tienen una conducta potencialmente agresiva, que puede lastimar al paciente, y por último el caballo, elemento esencial de los programas de hipoterapia con promisorios resultados en enfermos neurológicos.
Actualmente, las prioridades de salud pública en los países desarrollados es el control de la inactividad física, la obesidad y la salud mental de sus pobladores, y es allí donde las mascotas tienen un gran potencial como sanadoras, pues su presencia llama a la actividad de sus propietarios, brindándoles además equilibrio emocional gracias al afecto incondicional que ellos proporcionan. Sin embargo, se ha identificado que estos mecanismos de participación de las mascotas son subutilizados y cabe anotar que los beneficios que aportan son duraderos, tanto como dura la vida misma del animal.
Solo es necesario proporcionar a las mascotas afecto y cuidar de sus necesidades con amor para obtener a cambio momentos memorables llenos de risas y alegría. No deja de ser sorprendente como estos seres pueden ayudar a mantener la salud tanto física como psíquica, por lo que es importante agradecer con cada acto de vida, su compañía.
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